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¿Es la hora de los relojes inteligentes?

Los relojes inteligentes (o smartwatches) han ido poco a poco tomando posiciones en el mercado de los dispositivos de consumo y ya no es extraño verlos en las muñecas de muchas personas. Su uso se ha popularizado y tenemos muchas y grandes alternativas a nuestra disposición, de numerosos fabricantes y a precios que podríamos definir como accesibles (al menos algunos modelos).

En mi caso, he tenido la suerte de que me hayan regalado (gracias!!) uno de ellos, en concreto un Samsung Gear S3 Frontier, y tras varias semanas de uso os transmito la experiencia y las conclusiones que he podido sacar de estos dispositivos.

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Sin duda, un gadget interesante

Lo reconozco. Siempre había querido tener uno de estos aparatos pero algunos aspectos de los mismos me echaban un poco para atrás.

Sin embargo, superadas las reticencias iniciales te das cuenta de que el futuro de los relojes pasa por incorporar funciones más avanzadas que las clásicas. Así lo han reconocido no sólo los fabricantes tecnológicos habituales sino otros fabricantes de relojes tradicionales que ya tienen en el mercado relojes inteligentes.

En cuanto a uso y facilidad de manejo, ningún pero. Cómodo, fácil de utilizar y puesta en marcha prácticamente inmediata al enlazarlo con el teléfono, del que tiene cierta dependencia pero no total. Rápidamente te das cuenta de que está bien hecho y que puede resultar de utilidad en muchos momentos del día a día. Es fácil acostumbrarse a ellos aunque no tanto a tener la necesidad de conectar el reloj a un enchufe cada cierto tiempo.

Cada vez más funcionalidades, especialmente conectividad y sensores

Una de las cosas que más sorprende en estos dispositivos es la cantidad de funcionalidades que tienen. Acostumbrado como estaba a las pulseras de actividad sin pantalla (solo con unas lucecitas), la información y las funcionalidades que ofrecen directamente en su panel es mucho mayor.

Por supuesto, además de recibir las notificaciones del teléfono, consultar tu agenda, recibir alertas y avisos y otras funciones similares, su principal funcionalidad es la recogida de valores relacionados con la salud (incluyendo la frecuencia cardíaca, que recoge cada cierto tiempo). Y no sólo eso, ya que con ayuda de su asistente, te avisa de periodos de inactividad y te aconseja ejercicios de estiramiento (algo nuevo para mí, que paso muchas horas sentado). Todo automáticamente, aunque las mediciones son, como en casi todos los casos en estos dispositivos, de precisión dudosa.

 

También destacan notablemente en lo que respecta a su conectividad. Además de la (obvia) conectividad por Bluetooth con el teléfono, muchos ya incorporan conexión Wifi e incluso algunos más avanzados (y lo que será en el futuro) conexión a la red móvil. Esto permite que puedan trabajar perfectamente en modo autónomo, sin depender casi para nada del teléfono móvil.

Por supuesto, el universo de aplicaciones es grande y requiere un poco de trabajo de investigación para ver cuáles son las más interesantes. Eso sí, cada día hay apps nuevas y, con su popularización, las posibilidades serán mayores en el futuro.

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La batería, mejor pero aún insuficiente

Uno de los grandes inconvenientes que vemos todos en este tipo de dispositivos (como en casi todos los dispositivos sin cables hoy en día) es la duración de las baterías.

En este aspecto, aunque la autonomía ha mejorado (este modelo puede aguantar hasta 4 días sin pedir un enchufe y con casi todas las funciones de monitorización activas), aún parece algo insuficiente para un aparato que llevamos encima todo el día. Este es el talón de Aquiles de estos dispositivos y algo a mejorar en el futuro.

¿Qué hago con mis datos de salud?

Una de las funcionalidades más importantes que incorporan este tipo de relojes es la medición de datos de salud, como pueden ser los pasos caminados, las calorías consumidas y, ahora ya casi todos, medidas de la frecuencia cardíaca.

Y claro, una vez recogidos, y más allá de los consejos de actividad que haya podido ofrecer o las estadísticas que haya podido generar, la pregunta es clara: ¿qué hago con esos datos que tan cuidadosamente el reloj me ha proporcionado?

Sigue sin estar claramente definido qué hacer con estos datos que vamos recogiendo en nuestros dispositivos. Más allá de las plataformas de salud de cada fabricante, aún no se ve una clara intención de integrarlos en los sistemas de información de ninguna organización sanitaria y eso hace que dichos datos pierdan valor. No ha habido una evolución en este aspecto, que se encuentra igual que hace unos años, y no se vislumbra ningún movimiento para los próximos meses.

Sigue sin ser un dispositivo médico

Desde luego, aún no podemos considerar a los relojes inteligentes dispositivos médicos. Quedan aún muchos aspectos que mejorar (incluyendo la monitorización de mayor número de constantes vitales) para poder catalogarlos de esta forma.

Es posible que la reciente iniciativa de la FDA americana por la que invita a Apple, Samsung, Fitbit y otros fabricantes a unirse a un programa piloto para acelerar el desarrollo y certificación de dispositivos de salud digital pueda servir de revulsivo para transformar el mercado y conseguir que finalmente puedan considerarse dispositivos médicos.

Mientras tanto, los relojes inteligentes quedarán más cerca del ámbito de los dispositivos de consumo que de los dispositivos médicos. Eso sí, como tales, son realmente sorprendentes y muy chulos.

¿Tenéis o habéis probado un smartwatch? Contadnos vuestra experiencia.

Imágenes: Samsung y Aaron Yoo

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  1. Pingback: Reloj inteligente (smartwatch) para adelgazar - Doctora Zuluaga - 17/12/2017

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