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eSalud

¿Y si no existiera la eSalud?

En una sociedad marcada en gran medida por el desarrollo tecnológico incorporamos con naturalidad dispositivos, objetos, aplicaciones o procesos de forma natural, casi sin darnos cuenta. Y además lo hacemos con rapidez y, en muchas ocasiones, los reclamamos o echamos en falta cuando no los tenemos disponibles.

Sin embargo las cosas no siempre han sido de esta manera. Hubo un tiempo en el que no había teléfonos inteligentes, wearables y otros sistemas que nos sirven de ayuda y, no obstante, la vida seguía. Es bueno en ocasiones volver la vista atrás y ver qué hacíamos en esos momentos para reflexionar sobre lo que hemos avanzado, lo que hemos mejorado y lo que todavía no hemos hecho. Sólo de esta forma podremos darnos cuenta del camino que aún nos queda por recorrer y de las metas que queremos alcanzar. ¿Cómo se hacían las cosas antes?

La cita, como mucho, por teléfono

Hasta hace no demasiado tiempo, las citas con el médico se pedían en la mayoría de las ocasiones por teléfono, cuando no se hacía de forma presencial en el propio centro sanitario en los propios mostradores de admisión o citación.

Ahora disponemos de la posibilidad de pedir cita a través de Internet o incluso, si tenemos suerte, a través de aplicaciones dedicadas. Facilita mucho buscar fechas adecuadas a nuestras necesidades y nos permite que, sea cual sea la hora a la que necesitemos pedir cita, haya un sistema disponible para concertar una hora con nuestro médico o especialista.

Recientemente leíamos un artículo referente a la puesta en marcha de uno de estos sistemas en la comunidad de Aragón. Aunque no debería ser noticia (porque tendrían que estar más extendidos) este tipo de aplicaciones son de gran utilidad para los pacientes y suponen un gran avance en los procesos de citación, especialmente en el ámbito de atención primaria.

De un lado a otro con los papeles

También era habitual que fuéramos nosotros los que fuésemos de un servicio o centro a otro con nuestros propios informes o documentos bajo el brazo.

Aún recuerdo en casa de mis padres las radiografías, almacenadas en el fondo de algún armario, cogiendo polvo, a modo de recuerdo de mis lesiones. Hoy en día la información viaja por sus propios canales y los profesionales la tienen disponible prácticamente desde cualquier sistema o ámbito desde el que la necesiten. Es raro tener que transportar un informe o un estudio radiológico desde el profesional que lo realiza hasta otro que requiera de su consulta o análisis.

También son significativos los avances en relación a la gestión por parte de los propios pacientes de su información clínica. Cada día es más habitual que los sistemas de salud dispongan de portales y aplicaciones donde los pacientes tengan a su disposición una parte (más o menos amplia) de su información clínica. La Meva Salut, proyecto impulsado por Catsalut, es quizás uno de los más reseñables en este ámbito de lo que se viene denominando Carpetas Personales de Salud.

El archivo, la historia clínica y el papel

Todavía recuerdo entrar por primera vez en un archivo de un hospital y ver aquella inmensa muralla de armarios y archivadores, repletos de suelo a techo con cientos y cientos de carpetas perfectamente (o casi) clasificadas. Y los carros en los que los profesionales las llevaban de uno a otro lado del hospital, entregando y recogiendo montañas de papeles.

Ahora, con la progresiva digitalización de las historias clínicas y los sistemas de HCE esto cada vez es menos necesario. El papel tiende a desaparecer progresivamente de los centros, sustituido por ordenadores y pantallas donde toda información clínica de los pacientes está disponible a todas (o casi todas) horas.

La farmacia y la dispensación de productos

La primera vez que visité una farmacia hospitalaria (hace ya muchos años) recuerdo filas interminables de baldas, perfectamente ordenadas, repletas de medicamentos y productos de farmacia. Sorprendente era también el almacén preparado para atender la unidosis, ejemplo de organización para minimizar los tiempos de preparación (manual, por supuesto) de los carros.

Ahora, con la inclusión en casi todos los servicios de armarios robotizados de todo tipo, el panorama es bien distinto. Integrados con los sistemas de prescripción hospitalaria, facilitan en gran medida la preparación de la medicación para ser administrada a los pacientes y permiten una gestión más completa de los productos, los stocks, etc.

Pero no nos equivoquemos, tampoco ha cambiado tanto la cosa

Sin embargo hemos de ser realistas. La situación no es tan diferente hoy en día de lo que era hace unos cuantos años. Es cierto que en algunos aspectos hemos avanzado mucho pero aún queda mucho camino por recorrer.

Seguimos pidiendo cita por teléfono o de forma presencial mayoritariamente. Seguimos haciendo que el archivo sirva historias clínicas de forma diaria, mantenemos la necesidad de autorizaciones y volantes en papel y aún seguimos yendo de un lado a otro (aunque menos) con nuestros informes o resultados de pruebas.

La percepción es que aunque la tecnología avanza mucho, no toda ella llega con la suficiente rapidez al paciente, que reclama cada vez con mayor fuerza que estos desarrollos lleguen a la calle. Ya comentamos este tema en un articulo anterior en este mismo blog.

¿Y a qué se debe este aparente inmovilismo?

Lo cierto es que como profesionales dentro del sector somos conscientes de lo mucho que se ha avanzado. Pero sin embargo como pacientes nos damos cuenta de que muchos de dichos avances no son claramente perceptibles a ojos de todo el mundo. Muchos de los mismos, es cierto, sirven para mejorar los procesos de atención y el trabajo de los profesionales pero no es menos cierto que todo lo que no se ve, parece que no existe y los pacientes no lo saben (o no lo pueden) apreciar.

Son muchas, demasiadas, las ocasiones en las que queremos aplicar los mayores avances tecnológicos sin darnos cuenta de que lo que es realmente necesario es dar visibilidad a los proyectos y hacer que lleguen a la mayor cantidad de pacientes posible.

Teresa Pérez, desde su blog Enfermera de Vocación, recogía un resumen de un tweetchat promovido por Pedro Soriano y titulado «Cómo recolocar el foco en el paciente» y que resulta de imprescindible lectura para darnos cuenta del camino que debemos seguir para volver a colocar al paciente en el centro del sistema sanitario.

Queremos saber vuestra opinión. ¿En qué ha cambiado la eSalud nuestra experiencia como pacientes? ¿Qué nos queda pendiente de hacer como profesionales?

Foto: Leo Leung

Comentarios

4 comentarios en “¿Y si no existiera la eSalud?

  1. Mi respuesta a la pregunta es:

    Dando voz a los pacientes. Facilitando la difusión de su experiencia a través de los canales actualnente disponobles.

    De esta forma, tanto profesionales como gran público adquiririan conocimientos sobre la enfermedad que, en un principio, solo están al alcance de quien la padece.

    Las patologías respiratorias vistas con los ojos del paciente:

    charlasconpacotella@gmail.com

    Saludos

    Le gusta a 1 persona

    Publicado por Molina de Tirso | 13/07/2016, 13:08
  2. «La situación no es tan diferente hoy en día de lo que era hace unos cuantos años. Es cierto que en algunos aspectos hemos avanzado mucho pero aún queda mucho camino por recorrer». Me quedo con esta frase. Si no existiera la eSalud muchos estarían vendiendo su producto-humo donde lo vendían antes, imagino.

    Gran artículo! Como siempre! Un gusto leerlo.

    Le gusta a 2 personas

    Publicado por Javier J. Díaz (@JaviJDiaz) | 04/08/2016, 12:18

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